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Soberanía 2006 Zulia

Un día como hoy, en 2002

Caracas, 2 Diciembre 2006 (VTV/ABN).- Un día como hoy, en 2002, la alta y media gerencia de la principal empresa venezolana, de la cual depende más del 60% del ingreso de la nación, Petróleos de Venezuela (Pdvsa), se combinó con grandes empresarios, medios de comunicación incluidos, para parar en seco la economía venezolana y obligar a la salida del presidente Hugo Chávez Frías, electo democráticamente de manera sucesiva en los años 1998 y 2000.

Al final, el denominado por sus autores «paro petrolero y empresarial», fue derrotado, pero en el interín la población, la economía y hasta el alma del país fueron severamente afectadas.

De una producción diaria promedio de aproximadamente 3 millones de barriles, Pdvsa pasó a extraer entre diciembre de 2002 y febrero de 2003 escasos 25 mil barriles por jornada. La situación fue tal que en un momento dado el Gobierno nacional no tenía con qué cancelar la nómina de la administración pública.

El sabotaje contra Pdvsa, que empezó el 2 de diciembre de 2002 y fue vencido en febrero de 2003, sin duda alguna fue el acontecimiento más relevante y dramático ocurrido durante los casi 100 años de la industria petrolera venezolana.

Sin embargo, decir que el sabotaje petrolero arrojó pérdidas a la nación por más de 14 mil millones de dólares o 29 billones de bolívares sólo por las ventas de crudo que no se produjeron y que el Producto Interno Bruto (PIB) cayó 24,9%, no representa mayor impacto para muchos venezolanos que vieron como un hecho que no provocaron, sino que les fue impuesto, les cambió la vida. Algunos perdieron seres queridos, otros terminaron en el desempleo.

Para la gran mayoría de los venezolanos hasta las fiestas decembrinas fueron afectadas. Muchos productos básicos fueron difíciles de conseguir ya que algunos grandes empresarios que los empacaban o fabricaban, aunque decían no apoyar el paro patronal, se comportaban de manera contraria. Para no distribuir su producto usaban el eufemismo: «no están garantizadas las condiciones de seguridad para despachar y transportar nuestros productos».

Al final los huelguistas de Pdvsa son despedidos, volviendo la industria a control del Estado y recuperando paulatinamente sus niveles de producción promedio; los sectores que apoyaban el paro poco a poco fueron perdiendo fuelle para soportar el desgaste de sus finanzas, pero lo más importante: la gran mayoría del pueblo venezolano no dejó de creer en la democracia y en la legitimidad de su gobierno.

No se presentaron protestas populares masivas y estoicamente el pueblo celebró Navidad y fin de año con sustitutos de menor pedigree que las afamadas marcas que no se conseguían. La Fuerza Armada, a la que se estimulaba a una rebelión pensando que no aguantaría la situación de carestía, acompañó al Gobierno legítimo, a excepción de un pequeño grupo de altos oficiales que habían participado en el golpe de abril de ese año.

Venezuela sobrevivió al sabotaje petrolero, y a pesar del traumático momento muchas fueron las ganancias. Entre ellas, la firme conciencia entre los que apoyan al Gobierno y quienes lo adversan de abandonar el camino de dirimir las diferencias políticas a través de intentos de «tomar el cielo por asalto».

Otra ganancia fue lograr un control efectivo de Pdvsa, después de despedir a los participantes en el paro, lo que convirtió a la industria en una seguidora de los lineamientos de desarrollo del Estado y no como antes, una caja negra que poco a poco se iba sirviendo cada vez más a sí misma, e incluso a intereses foráneos.

2003 no fue un año fácil, hubo que superar el daño evidenciado en casi 800 mil desempleados. Sin embargo, a partir de ese momento la economía venezolana no ha dejado de crecer por más de 3 años consecutivos.

JML/VTV

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